México. Los argumentos para la anunciada reforma energética, promovida por el poder ejecutivo en México, son falsos: Petróleos Mexicanos no requiere inversión privada, sino una renacionalización y una reorganización destinada a un compromiso social y un desarrollo sustentable.
El petróleo es un recurso estratégico; así lo concibió el constituyente y lo plasmó en el artículo 25 constitucional, que dice que: “El sector público tendrá a su cargo de manera exclusiva las áreas estratégicas que se señalan en el artículo 28, párrafo cuarto de la Constitución, manteniendo siempre el gobierno federal la propiedad y el control sobre los organismos que en su caso se establezcan.“
Estas áreas estratégicas son, de acuerdo con el artículo 28 de la Constitución: correos, telégrafos, radiotelegrafía, petróleo y los demás hidrocarburos, petroquímica básica, minerales radiactivos y generación de energía nuclear, electricidad y otras que señale el Congreso.
Cuando el artículo especifica que el gobierno tendrá a su cargo las áreas estratégicas “de manera exclusiva”, quiere decir que es sin posibilidad de que otro sector -el social o el privado- pueda intervenir. Si Petróleos Mexicano (Pemex) asigna de cualquier manera, directa y abiertamente o con argucias, las actividades que la Constitución le confiere, se vulnera un área estratégica de nuestro sistema económico y se pone en riesgo hoy y para el futuro la soberanía de México.
Venta de un sector estratégico
La energía es estratégica para cualquier país. Por ejemplo, cuando en 2005 la petrolera estatal de la República China pretendió comprar al grupo petrolero estadounidense UNOCAL, el Senado norteamericano impidió la transacción mediante una resolución que señaló categóricamente que “el petróleo y el gas son ‘activos estratégicos’”, y que la compra de UNOCAL por parte de la firma estatal China perjudicaría “la seguridad de Estados Unidos”.
La energía no es un sector económico, sino una dimensión estructural de la economía, con impacto en toda la vida social; es un sector estratégico, no es una mercancía, por lo que es cuestión de soberanía y seguridad nacional.Privatizar no es sólo vender los fierros; es también pasar a manos de privados las actividades que, de acuerdo a la Constitución, son exclusivas del Estado. Pemex no es sólo la torre ubicada en la avenida Marina Nacional; comprende las actividades de exploración, explotación, refinación, distribución, almacenamiento y producción de productos petroquímicos. Pemex es la industria petrolera mexicana, con sus activos y sus pasivos.
Por lo tanto, la pretendida reforma energética es absolutamente anticonstitucional pues aun cuando no ha sido presentada, sabemos perfectamente lo que contiene ya que Peña Nieto ha ido por el mundo ofreciendo que se invierta en Pemex. Puso en marcha la maquinaria mediática y ahora todos sus incondicionales se desgañitan gritando que Pemex requiere modernizarse, que no quieren privatizar, que sólo quieren que las empresas privadas participen, como si no lo hicieran ya.
Hay más de 400 empresas privadas trabajando en Pemex, realizando actividades que corresponden exclusivamente a la nación. Han logrado, a partir de la modificación a las leyes secundarias, apoderarse poco a poco de lo que queda de Pemex. Ahora ya no quieren sólo contratos o compartir con Pemex, quieren ser ellos los que se queden con la renta petrolera, es decir, con los beneficios de la explotación del petróleo. Halliburton le cobra a Pemex un millón 500 mil dólares por la perforación de cada pozo en Chicontepec (un campo petrolero ubicado en el estado de Veracruz), mientras que en Texas, en pozos con características similares, cobra 300 mil dólares. A pesar de sus enormes ganancias, lo que quieren es tener las reservas en sus inventarios, quieren todo, van por todo.
¿Falta de recursos en Pemex?
Parte de la campaña que ya está en todos los medios de comunicación decreta que Petróleos Mexicanos necesita modernizarse, pero que no tiene recursos y por lo tanto requiere inversión privada. Eso es una mentira. En 2011 (aún no están disponibles los datos de 2012) tuvo ingresos por ventas totales de 1 billón 478 mil 562.3 millones de pesos. Quitando todos los costos, tuvo rendimientos de 817 mil 926.7 millones de pesos, y la Secretaría de Hacienda le quitó 872 mil 395.2 millones de pesos. De esta manera, para que Pemex pudiera pagarle a tuvo que pedir prestados 54 mil 468.5 millones de pesos.
Cada año es lo mismo: Pemex tiene que pedir prestado para pagarle a Hacienda. ¿Qué empresa en el mundo puede soportar una carga fiscal de ese tamaño? ¿Por qué a Petróleos Mexicanos le cobran más del 60 por ciento de impuesto de sus ingresos totales y no sobre sus ganancias? En contraste, 30 empresas que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) tuvieron ventas por 2 billones 777 mil 223 millones de pesos y pagaron impuestos por sólo 123 mil 884 millones de pesos, es decir, sólo el 4.5 por ciento de sus ventas.
En 10 años (de 2001 a 2011), Pemex le entregó a hacienda 5 billones 724 mil 376 millones de pesos. Con estos datos, es claro que Petróleos mexicanos es rentable. A Petróleos Mexicanos le cuesta en promedio 6.13 dólares producir un barril de crudo y lo vende a un precio de entre 100 y 110 dólares. ¿Es o no rentable? Este costo de producción por barril de petróleo crudo es el más bajo de las principales productoras del mundo; en la brasileña Petrobras es de 12.89 dólares, el doble.
Este precio promedio de 6.13 dólares es muy bajo a pesar de que los costos de producción en Chicontepec superan el valor de venta del hidrocarburo y es a donde se le destinan más recursos, aun cuando se ha demostrado que Pemex está perdiendo con esa explotación.
Disminución en la producción
Otro de los argumentos de los privatizadores es que la producción de crudo disminuyó, (lo cual es cierto, pues en 2004 producíamos 3 millones 400 mil barriles y hoy producimos 2 millones 550 mil barriles) y entonces necesitamos inversión extranjera para aumentar la producción. No se cansan de decirlo y otra vez mienten, pues Pemex no requiere inversión privada.
Una de las principales causas de la disminución en la producción de crudo es que se dejó de hacer exploración durante muchos años y se explotó indebidamente nuestro principal yacimiento, Cantarell, por haberle inyectado nitrógeno. Desde que la alta dirección de Petróleos Mexicanos informó que se iba inyectar nitrógeno al yacimiento de Cantarell, los jubilados de Pemex -organizados en el grupo Constitución de 1917- argumentaron que sería un error porque el nitrógeno contaminaría los hidrocarburos ligeros y que era una inversión muy cara para el país, que lo que se debería de utilizar para represionar los pozos era el mismo gas natural que se produce en ellos. El tiempo les dio la razón: desde se inició la inyección de nitrógeno en Cantarell, en mayo de 2000, Pemex ha quemado a la atmósfera, en promedio, el equivalente a cien mil barriles de petróleo diarios; en total, más de mil 400 millones de millones de pies cúbicos de gas rico en gasolinas, con un valor superior a 12 mil millones de dólares. A los yacimientos en Brasil y en el Mar del Norte les inyectan gas natural porque permite recuperar más petróleo. ¿Quién está equivocado, Pemex o las compañías que operan en el Mar del Norte y en Brasil?
Petróleos Mexicanos no abastece de gas a los industriales porque aplica la innecesaria y perjudicial inyección de nitrógeno en Cantarell y en otros campos. Pemex usa mucho gas natural para generar e inyectar nitrógeno y después para separarlo de la mezcla de gas natural contaminado producido. La reducción al mínimo de la quema de gas y venteo de gas y de hidrocarburos en su extracción fue el compromiso de Pemex cuando inició, por órdenes de Adrián Lajous Vargas, la inyección de nitrógeno a Cantarell en el año 2000.
Un estudio publicado en la revista de la asociación de Ingenieros Petroleros de México (AIPM) en agosto de 2002 demostró que la diferencia en la recuperación de petróleo por inyección de gas natural y por nitrógeno es enorme. Se estima que en el yacimiento Akal de Cantarell, la inyección de nitrógeno impedirá recuperar más de 6 mil millones de barriles de aceite y más de dos millones de millones de pies cúbicos de gas natural. Si lo multiplicamos por los 110 dólares que cuesta actualmente un barril, podremos saber cuánto dinero se ha perdido.
La inyección de nitrógeno en Cantarell y Jujo-Tecominoacán (Tabasco) debe suspenderse inmediatamente y eliminarse en la práctica de forma definitiva, pues el daño que ocasiona es inconmensurable. No podemos permitir que lo hagan de la forma tan irresponsable en que lo están haciendo. No debemos olvidar que el petróleo es un recurso natural no renovable, es decir, se va a acabar. Debemos administrarlo con responsabilidad, de forma sustentable, pensando en las futuras generaciones.
Gasolina
Otro argumento de los privatizadores es que se tiene que permitir la refinación por privados porque estamos exportando gasolinas. ¿Por qué exportamos gasolina? Porque durante los últimos 30 años no se construyó ninguna refinería, y el expresidente Salinas de Gortari cerró la refinería “18 de Marzo”. Pero lo que no dicen es que la capacidad instalada de Pemex es de un millón 690 mil barriles diarios, mientras que en 2011 sólo procesamos un millón 167 mil barriles; es decir, dejamos de procesar 523 mil barriles, casi lo de dos refinerías.
Si tomamos el promedio de producción de gasolina de Pemex en los últimos 10 años, que fue de 33.9 por ciento del crudo procesado, estamos dejando de producir 177 mil 297 barriles de gasolina diarios. Si durante 2012 importamos 395 mil barriles diarios, podríamos haber importado 217 mil 703 barriles, el 45 por ciento menos de lo que hoy importamos de gasolina. Obviamente se requiere construir más refinerías que nos permitan generar valor agregado al crudo, dejar de importar gasolinas y generar empleos en nuestro país
¿Por qué si PEMEX era autosuficiente en producción de gasolinas y productos petroquímicos, llegó a la situación en la que se encuentra? Por las políticas privatizadoras que iniciaron en 1983 y que se implementaron a partir de 1992, con Salinas de Gortari, cuando dividió a la empresa en cuatro subsidiarias y un corporativo con la intención de venderla. Con esta división se establecieron precios de transferencia que rompieron las cadenas productivas.
Cuando Pemex era una sola empresa integrada, el área Exploración-Producción entregaba el crudo a Refinación y el gas a las petroquímicas a su costo de producción. Refinación le entregaba a Petroquímica a costo de producción los petrolíferos, y los productos petroquímicos se vendían al costo de producción, por lo tanto eran accesibles a los consumidores. Con la decisión absurda de dividir nuestra empresa y establecer precios de referencia, se acabó la armonía. Ahora, Pemex Exploración-Producción (PEP) produce un barril de crudo a un promedio de 6.12 dólares y se lo vende a Pemex Refinación al precio del petróleo de Texas (WTI), uno de los más caros del mundo, que es de 110 dólares, y a PEMEX Gas y Petroquímica Básica le vende el gas a precios del sur de Texas. Como resultado, tanto los petrolíferos como los petroquímicos resultan muy caros y las ventas de petroquímicos disminuyeron, lo que trajo como consecuencia que muchas plantas cerraran o que trabajen muy por debajo de su capacidad. Por ejemplo en el complejo de Cosoleacaque, donde había siete plantas productoras de amoniaco, sólo quedan cuatro y no todas operan. En 1996 producía 4 millones 853 mil toneladas de amoniaco, mientras que actualmente produce 867 mil toneladas.
¡Qué diferencia con lo que ocurría hace 25 años! Todas las plantas de amoniaco operaban, no había precios de transferencia y los principales fertilizantes se generaban en las paraestatales (Pemex y Fertimex), por lo que había una oferta de fertilizantes a muy bajo costo. En 1987, por ejemplo, el costo interno de la urea equivalía al 47 por ciento de su valor internacional, el del amoníaco al 42 por ciento, el del sulfato de amonio, al 36 por ciento y el del fosfato diamónico, al 69 por ciento (Salcedo,1999).
Los precios del amoniaco repercuten directamente en el incremento de los costos de producción de todos los fertilizantes nitrogenados. La pérdida de rentabilidad de la industria de los fertilizantes químicos, derivada de los altos precios del amoniaco, ocasionó que la infraestructura nacional para la fabricación de estos productos sólo opere en un 30 por ciento de su capacidad instalada, con la consecuente pérdida de empleos.
Los fertilizantes son, al igual que los hidrocarburos, estratégicos para detonar el desarrollo del país, por lo que es urgente reactivar la cadenas productiva del amoniaco y todas las de la petroquímica, lo cual es posible si se eliminan los precios de transferencia para hacer rentable su producción, se operan al cien por ciento las plantas que están operables, se rehabilitan las que sea posible y se reconstruyen las que se desmantelaron.
Que quede claro que no hay suficiente gasolina ni petroquímicos nacionales porque en los últimos 11 años, el 87 por ciento de la inversión se destinó a la extracción del petróleo crudo; sólo el 9.7 por ciento se fue a refinación, menos del 2 por ciento a gas y petroquímica básica y el 1 por ciento a petroquímica. De los informes de Pemex es posible afirmar que la inversión en exploración es apenas el 12 por ciento de la inversión total del PEP.
Reorientación de Pemex
A pesar de los robos de combustible que cotidianamente se hacen a Petróleos Mexicanos por ordeñas de ducto, por robo en la facturación de las pipas, por robos en los contratos para perforar pozos o importar gasolina, pese a las decisiones equivocadas por ignorancia o por conveniencia, Pemex sigue siendo el principal generador de divisas del país y tiene -para los que alegan que es ineficiente- el menor gasto de operación el mundo, pues en 2011 fue de 131 mil 991 millones de pesos, el 9.84 por ciento.
Está claro que para salir adelante, Petróleos Mexicanos no requiere de socios, alianzas estratégicas, inversión privada mediante inconstitucionales Contratos de Servicios Múltiples y Contratos Integrales, o la apertura de una parte de su capital en la Bolsa de Valores; Pemex genera los recursos suficientes para poder desarrollarse, rehabilitar las plantas, comprar la tecnología que requiera. Basta con que Hacienda le cobre los mismos impuestos que a las demás empresas, o que le deje un 10 por ciento de los ingresos totales para rehabilitar las instalaciones que, por negligencia o intencionalmente, fueron abandonadas. Nada, absolutamente nada, justifica la inversión privada en Pemex.
Lo que se requiere es reorientar con compromiso social, transparencia y rendición de cuentas el desempeño de la empresa hacia un desarrollo sustentable; integrarla en una sola industria; eliminar los precios de transferencia; dejar de quemar el gas a la atmósfera; suspender inmediatamente la inyección de nitrógeno en los yacimientos; construir las refinerías necesarias para producir gasolina suficiente; restablecer las cadenas productivas del metano, etano y propano; cancelar los Contratos de Servicios Múltiples y los Contratos Integrales; y restituir a las comunidades de las zonas petroleras el costo ambiental que han pagado por la explotación del petróleo. En síntesis, lo que se requiere es renacionalizar la industria.
Desde la Unión de Técnicos y Profesionista Petroleros, exigimos respeto a la Constitución, que no se modifiquen los artículos 25, 27 y 28, que se deroguen las reformas y adiciones a la Ley reglamentaria del Artículo 27 Constitucional, y que se haga una revisión a fondo de la Ley de Petróleos Mexicanos y su reglamento, con el objetivo de realinearlos al mandato constitucional. Ratificamos nuestra decisión de seguir luchando porque soñamos, creemos, estamos convencidos de que otro Pemex es posible, otro México es posible, otro mundo mejor es posible.
tomado de http://desinformemonos.org/2013/03/otro-pemex-es-posible/