Si miran de cerca el asunto se darán cuenta que nosotros no
nombramos a nadie, nosotros elegimos, y a una minoría del aparato estatal.
Elegimos al presidente de la república, 300 diputados
federales, 64 senadores (en realidad elegimos a 32 porque se vota por el
partido no por la persona), un gobernador, 21 diputados locales, 1 presidente
municipal, estos son los que nosotros elegimos, no los nombramos, son otros los
que los nombran y nos dicen: de estos dos, tres, cuatro, elijan. A los que los
nombran les es indiferente que nosotros elijamos a uno u otro al cabo todos,
incluyendo a los que va a nombrar por Morena (porque Morena elige igual que los
partidos tradicionales, así los obliga el ine-trife), se van a portar
exactamente igual, van a trabajar para que los de arriba ganen más dinero y los
de abajo sigamos igual o más jodidos.
Y hay casos en que la elección es una vil simulación, yo
voté por primera vez en 1982 y en todas estaba seguro de quien iba a ganar,
salvo en 2006 que pensé que podía ganar AMLO.
Pero si nosotros elegimos a estos, no los nombramos, los de
arriba nombran a: –porque no vayan a creer ustedes que es el presidente de la
república el que lo hace.
1.- Al gabinete alrededor de 60 funcionarios;
2.- A todo el sistema de justicia, desde los ministros de la
suprema corte hasta el último juez, desde el procurador federal hasta el último
ministerio público local, todos los nombran ellos, nosotros no tenemos vela en
ese entierro;
3.- A 200 diputados y 64 senadores –y no los del montón esos
los elegimos nosotros–, ellos a los que dirigen la cámara, a los Beltrones, a
los Emilo Gamboa, a los Barbosa, a los Cordero, a los Lozano, al chuqui pues;
4.- A todos los funcionarios del gobierno del estado;
5.- A los regidores y los funcionarios del ayuntamiento;
6.- Y tienen bajo su dominio a todo el ejército, la armada,
las policías, los juzgados y las cárceles.
Otro argumento igual de falso es que nosotros les pagamos,
no nosotros no les pagamos, los de arriba los que controlan el Estado recaudan
de manera compulsiva, no es que nosotros de forma voluntaria paguemos los
impuestos, sino que ellos a la fuerza nos los quitan.
Es dinero que ellos con la fuerza del Estado, jueces,
policías, ejército, cárceles, nos arrancan, el ciudadano no puede ir a decir,
ni siquiera juntándonos muchos, se gasten aquí o allá, podemos arrancarle
migajas al pastel, pero hasta ahí, cambios no hay, nada cambia.
Los que nombran a los funcionarios del Estado utilizan el
presupuesto para hacerse más ricos.
Para ver como los de arriba utilizan los fondos del Estado
para hacerse más ricos hay una novela muy buena "El hombre" de Irving
Wallace.
Como pueden ver este camino no tiene salida, en realidad es
un laberinto donde se puede andar perdido durante años, sin darse cuenta que no
tiene salida.
Pero hay otro camino, tal vez igual de escabroso, pero que
tiene salida, es reconocer que los gobernantes no nos representan, porque
nosotros no los nombramos, y por lo tanto hay que desplazarlos, ¿cómo? Creando,
construyendo, una organización política, porque es donde queremos incidir,
donde se creen prácticas de nombramiento diferentes a la de los actuales
partidos políticos. Necesitamos tener la voluntad de hacernos cargo de nuestra
propia vida y no dejar que otros decidan por uno.
Por otra parte, los funcionarios (y creo que todos los
trabajadores) no responden a quien les paga, responde a su jefe inmediato, en
la iniciativa privada, sobre todo en las pequeñas y medianas industrias o
negocios el jefe y el pagador es la misma persona y por eso puede confundirnos,
pero en empresas grandes como Ford o Bimbo ya no, y los trabajadores ya no se
preocupan por estar bien con el pagador, sino con su jefe inmediato, de quien
depende su permanencia y ascenso, por eso es que la idea de los ciudadanistas
de que los funcionarios son nuestros empleados no pega.
Por eso digo que sus dos premisas de los ciudadanistas son
falsas y por lo tanto no tiene caso seguirlas.
Por eso es que cuando llegan a funcionarios (¡¡aguas
Morena!!) no ven hacia abajo sino a donde se deciden las cosas, hacia
arriba.
Y hay quienes creen que haciendo cambios de maquillaje puede
derrotar al sistema