jueves, 13 de noviembre de 2014

Ayotzinapa y Tlataya nos pone de manifiesto que el Estado puso al narco a su servicio

El dolor, la rabia, la indignación también llegó a Hermosillo, Sonora, haciendo que los jóvenes de la universidad se levantaran del letargo en que durante muchos años habían estado.
La protesta inicia con una convocatoria para una marcha por un grupo de jóvenes que se agrupan en el colectivo Lxs Errantes, que pronto es revesado por la movilización universitaria, surgen representantes de escuela y forman la Asamblea Estudiantil Universitaria convocando a un paro activo durante 48 horas, durante el primer día el paro es total, se realizan movilizaciones para que las escuelas y grupos que no hay suspendido clases lo hagan, hay conferencias y foros de debate, cine, marchas y un performance que impacta.
En los siguientes días las movilizaciones continúan, desgraciadamente casi todas centradas en la Universidad de Sonora, las otras universidades públicas y las normales no participan o lo hacen de manera muy marginal.
El día 5 de noviembre la Asamblea Estudiantil Universitaria de la UniSon resuelve parar la Universidad durante 72 horas, en el trascurso del primer día de movilización el Rector saca un desplegado excluyendo de la Universidad a los jóvenes movilizados, estos reaccionan formando una barricada en las escaleras de Rectoría hasta que el Rector dialogue con ellos, declare que todos son universitarios y de su posición en relación a al asesinato de tres y la desaparición de 43 normalistas.
El dolor, la rabia, la frustración, la indignación, por supuesto que es por los lamentables hechos de Ayotzinapa, pero esto es la gota que derramó el vaso, lo que hace que los jóvenes se encabronen y no les cause terror y se retraigan como en casos similares es que descubren, es que se dan cuenta, que no es el narco. La toma de conciencia ilumina el panorama poniendo de manifiesto que no es el narco, que es el Estado, que el gobierno que durante años nos les dijo que él era su defensor, que era el que garantizaba su derecho a la vida es el que los está matando.
En efecto es el Estado el que mató a 3 y desapareció a 43 más en Ayotzinapa, pero también es el Estado el que fusiló a 18 jóvenes en Tlataya, y a medida que el pueblo despierta o que ya no quiera seguir manteniéndose con los ojos cerrados se va dándose cuenta, va tomando conciencia, que es el Estado el que puso al narco a su servicio.
No es el narco el que infiltró al Estado y por tanto la cantaleta del gobierno de que hay que luchar contra la corrupción y contra la inseguridad no es más que eso, una cantaleta, un engaño.
Es el Estado burgués el que puso el narco a su servicio para que haga la guerra sucia contra el pueblo, es el narco el que ahora hace el trabajo que en la década de los setenta del siglo pasado hacía Miguel Nazar Haro y la tenebrosa Dirección Federal de Seguridad, pero superó la experiencia no únicamente mata a quien estorba al sistema capitalista neoliberal, no únicamente el gobierno puso el narco a su servicio, también la burguesía se aprovecha y utiliza al narco, no porque los señores burgueses anden tirando droga, ya viéramos a Slim o Larrea de tiradores o burreros, no, la burguesía utiliza al narco para despoblar los territorios.
El papel que el capitalismo mundial le asignó a países como el nuestro es el de ser proveedores de materias primas, principalmente todo tipo de minerales que en los países centrales no hay o no les permiten extráelos de forma rentable, de petróleo, gas, productos maderables o plantaciones de monocultivos como soya, palma africana o eucalipto.
El problema es que son territorios poblados y a su pobladores  no les interesa la minería, ni los monocultivos o consideran a los territorios sagrados. Cuando los pobladores dicen no al extractivismo la violencia se desata, aparecen los narcos, pero no es el narco que siembra marihuana o amapola, no, es otro tipo de narco, es un narco que hace acciones muy violentas como secuestro con asesinato, robo de muchachas y niñas, robo de cosechas, parcelas y ganado, pero sobre todo asesinando por nada, entre los muertos invariablemente están los luchadores sociales, donde el Estado únicamente mira, no hace nada, ni siquiera recoge y cuantifica los muertos, ya que cuando se cotejan las estadísticas de la PGR con lo que dicen y saben los paisanos hay una diferencia sustancial.
El narco, al servicio del Estado no únicamente se encarga de hacer la guerra sucia que hacía Nazar Haro, ahora también se encarga eliminar a los luchadores sociales, despoblar territorios para que las mineras de los gentleman canadienses, chinos, estadounidenses, mexicanos como Slim, Larrea, Bailléres, puedan operar sin molestia y mantener la población aterrorizada.
Pero no únicamente se dieron cuenta de que fue el Estado, también les cayó el veinte de que toda la clase política está metida en el ajo. Tal vez pocos dudaban de que el PRI, PAN, Verde, Panal estaban infiltrados por el narco, pero lo que molesta e indigna, lo que hace que los jóvenes se sientan burlados, es enterarse, tomar conciencia, que hasta la izquierda ha sido controlada por el narco y no solo el PRD sino hasta Morena que navega con la bandera de la honradez. Si no pasan los lamentables hechos de Ayotzinapa un narco postulado por Morena hubiera sido gobernador del estado de Guerrero, esa es la indignación de los jóvenes que los hace repudiar los partidos políticos electorales.

Cuando ven que todos son parte del problema es lo que los hace afirmar con decisión y convicción ¡¡¡Es el Estado!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario