miércoles, 23 de octubre de 2013

Minería: una historia secular de ganancias para las trasnacionales

Alfredo Valadez habla de su libro coeditado por La Jornada y la Universidad de Zacatecas
Explotación, esclavitud, enfermedad y muerte por desgracia persisten en esa rama económica en AL
Hace un recuento de cómo unas cuantas manos se apropian de la riqueza de muchos
“En el Pacto por México, Peña Nieto prometió que cerraría los pocitos, pero sólo quedó en letra muerta”
Mónica Mateos-Vega
 
Periódico La Jornada
Miércoles 23 de octubre de 2013, p. 3
La explotación, la esclavitud, la enfermedad y la muerte son situaciones que durante cientos de años han acompañado la actividad minera en América Latina, y por desgracia continúan, asegura el periodista Alfredo Valadez Rodríguez, autor del libro Minería: cinco siglos de saqueo.
Coeditado por La Jornada-Universidad de Zacatecas, se trata de un ensayo periodístico documentado que hace un recuento histórico de cómo, durante tanto tiempo, ha habido una apropiación, por unas cuantas manos, de la riqueza de muchos; ese es el trasfondo.
En entrevista, Valadez Rodríguez explica que, como está planteada en términos legales la minería en México, ésta no beneficia en nada al pueblo, que es el dueño original de esos recursos naturales. Históricamente las ganancias siempre han sido para las trasnacionales, para los extranjeros. En la Colonia fueron los españoles; durante la Revolución, ingleses y franceses; hoy son los canadienses, principalmente.
El eje del libro parte de Zacatecas, como ejemplo de la explotación minera a manos de unos pocos: “Por desgracia, hoy día no hay mucha diferencia con lo que ocurría durante la Nueva España. Tocamos la tragedia de los pocitos, esas minas de carbón en las que se trabaja en condiciones miserables. Por supuesto, también está Pasta de Conchos, tragedia que es referente mundial”.
Regulación inadecuada
“En el Pacto por México hay un compromiso que hizo Enrique Peña Nieto; él dijo que iba a cerrar de inmediato los pocitos y toda mina donde no hubiera seguridad, pero estamos ya a casi un año de que asumió la Presidencia y esa promesa sigue siendo letra muerta.
“Los pocitos siguen operando, las personas enfermando y muriendo, y nadie hace nada. Son muchas las minas en México y América Latina, donde las condiciones laborales son precarias. Otro ejemplo que incluyo en el libro es el de la mina Peñasquito, propiedad de la trasnacional Goldlcorp. Tienen la más alta tecnología y aún ahí hay accidentes fatales.
No se trata de estar en contra de la industria, lo que decimos es que no se regula de manera correcta el sector minero, no se les está cobrando renta a los dueños extranjeros de las minas, no están pagando ni el uno por ciento del valor de lo que extraen (oro, plata, cobre, plomo).
Foto
Alfredo Valadez Rodríguez durante la entrevistaFoto Francisco Olvera
El periodista narra que recientemente se descubrió en Zacatecas una rica mina de litio, el mineral del futuro, pero sobre esos yacimientosya están los intereses españoles.
Por tal motivo, insiste, “es urgente que México regule con mayor atención la actividad minera, pues con el argumento de que se deben dar facilidades a las empresas extranjeras para que vengan a invertir, se les han dado demasiadas libertades, y han llegado a apropiarse de grandes extensiones de tierra para explotar los recursos mineros. La ley no ordena una renta justa.
Los países del primer mundo son muy estrictos respecto de la regulación de la inversión privada. México no, aquí perdemos. Los trabajadores tienen salarios miserables, exponen su salud, su vida.
Zacatecas es el principal productor de zinc y plata; tiene la mina a cielo abierto de oro más grande de América Latina, son 5 mil 400 hectáreas, “todo lo que ahí extrae la Goldcorp se va a Vancouver.
“Derivado de los problemas de inseguridad en el estado y en el norte del país, los grupos delictivos comenzaron a asaltar los embarques de oro y otros minerales. Entonces, los canadienses construyeron dentro de su complejo minero una aeropista y ahora sacan los lingotes por aire.
De todo lo que extraen no le toca nada o casi nada a México. La ley minera vigente sólo indica el cobro de un mínimo porcentaje por hectárea, es una suerte de permiso semestral. Es una cantidad irrisoria. Además, en algunos casos, las mineras pagan a los campesinos por sus tierras una renta de 50 centavos el metro, sumando eso y otros cobros administrativos, los pagos no superan 1 por ciento del valor de los metales que extraen.
En Perú y Chile se cobra a mineras extranjeras, por lo menos, entre 7 y 8 por ciento de renta, cantidad que es muy poca, pero comparada con México, aquí es de risa. Meses antes de morir, Hugo Chávez nacionalizó en Venezuela la industria del oro; son ejemplos que deberíamos seguir, señala.
Minería..., de Alfredo Valadez, corresponsal de este diario en Zacatecas, contiene toda esa información, mucha publicada en reportajes en La Jornada. El libro ya está en librerías.

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